05 junio, 2025
Más allá de su valor estético, el tipo de recubrimiento que se aplica sobre los muebles determina en gran medida su comportamiento frente al uso diario, la acumulación de suciedad y la necesidad de cuidados. El recubrimiento mate, cada vez más presente en proyectos residenciales y contract, ofrece ventajas funcionales que conviene conocer, especialmente cuando se compara con los acabados brillantes tradicionales.
Una de las principales virtudes del recubrimiento mate es su baja reflectancia. Al no generar brillos ni reflejos intensos, disimula de forma natural huellas, polvo y pequeñas imperfecciones. Esto repercute directamente en la percepción de limpieza: los muebles se mantienen visualmente estables incluso con un uso frecuente.
A diferencia de los acabados brillantes, donde cada marca se vuelve evidente por efecto de la luz, el recubrimiento mate se muestra más tolerante con el día a día. Esta característica resulta especialmente útil en cocinas, oficinas, áreas infantiles o entornos de alto tránsito.
El mantenimiento de un recubrimiento mate es sencillo, pero requiere cierta delicadeza para preservar su textura aterciopelada. La limpieza diaria puede realizarse con un paño de microfibra seco o ligeramente humedecido. Para manchas puntuales, se recomienda utilizar agua tibia con un jabón neutro, evitando frotar con fuerza para no alterar la superficie.
Por su parte, los recubrimientos brillantes necesitan una atención más meticulosa. Aunque resisten mejor líquidos y manchas, son más sensibles a microarañazos. En su caso, lo ideal es utilizar limpiadores específicos para superficies lacadas o pulidas, evitando productos con disolventes o alcoholes agresivos.
Ambos tipos de acabado deben mantenerse alejados de estropajos, limpiadores abrasivos o productos con amoníaco.
El recubrimiento mate ha evolucionado notablemente en los últimos años gracias a tecnologías antihuella y fórmulas endurecidas. Algunos productos incorporan aditivos que mejoran su resistencia al rayado, permitiendo su uso incluso en superficies horizontales como encimeras o escritorios.
Frente a él, los acabados brillantes —aunque también pueden estar protegidos con capas UV o lacas endurecedoras— muestran más rápidamente signos de desgaste en zonas de contacto frecuente, como tiradores o frentes de cajones.
En general, el recubrimiento mate presenta una mayor estabilidad visual con el paso del tiempo, mientras que el brillo tiende a perder intensidad si no se sigue un protocolo de limpieza riguroso.
La elección entre recubrimiento mate o brillante no debe basarse únicamente en criterios estéticos. En ambientes funcionales, donde se busca durabilidad y bajo mantenimiento, el acabado mate ofrece claras ventajas. Es ideal para cocinas modernas, mobiliario de oficina, dormitorios juveniles o mobiliario técnico de uso intensivo.
En cambio, si el objetivo es potenciar la luminosidad, generar contraste visual o destacar elementos decorativos, los acabados brillantes siguen siendo una opción válida, siempre que se asuma su mayor exigencia de cuidado.
En Lamidecor ofrecemos soluciones en papeles decorativos, vinilos y laminados con recubrimientos tanto mate como brillantes, formulados con distintos parámetros de fricción, opacidad, resistencia a la abrasión y comportamiento superficial. Estas variables se ajustan según los requerimientos del uso final, permitiendo su aplicación en mobiliario, panelado y revestimiento interior, con garantías de estabilidad visual y durabilidad funcional.
El recubrimiento mate destaca no solo por su elegancia sobria, sino por las ventajas prácticas que ofrece en términos de limpieza, resistencia y mantenimiento a largo plazo. Frente a los acabados brillantes, más exigentes en su conservación diaria, el acabado mate se posiciona como una solución eficiente y estéticamente versátil para entornos contemporáneos. La clave está en elegir el tipo de recubrimiento más adecuado según el uso previsto, el entorno y las expectativas del usuario final.